Hoy he vuelto a tener pesadillas. Veo la flecha alcanzándome, derribándome.
Se que desperté entre gritos, pero mi maestro no lo ha mencionado.
Sencillamente preparó una infusión que me ayudo a volver a dormir y a la mañana siguiente no dijo nada. Temo que le preocupe mi habilidad con el Arte se haya visto resentida. De todas formas, poco puede hacer por ahora para sustituirme. El mismo debe recuperarse de las lesiones en su brazo, que todavía lleva en cabestrillo. Sin embargo, su habilidad para conjurar no se ha visto mermada.
Si el maldito viejo se dignase a darme algo más que las migajas de su conocimiento mágico … pero debo ser paciente. Antes o después aprenderé lo suficiente para establecerme por mi cuenta y olvidarme de este carcamal.
Pero eso es el futuro, un futuro lejano.
Y el presente requiere mi atención
Mi maestro ya está haciendo planes para volver a esa ciudad maldita, y contratar más mercenarios que nos ayuden en caso de encontrarnos con otros magos y sus guardaespaldas.
A pesar de los peligros, Frostgrave, la ciudad helada, ejerce un atractivo peligroso para aquellos que perseguimos el conocimiento mágico …
Frostgrave es un juego de escaramuzas editado por Osprey y traducido por HT Publishers, con diez miniaturas por bando en un tablero de 60-90 pulgadas de ancho y largo (para evitar estar midiendo las pulgadas, he optado por usar los mapas de Pathfinder). Con el manual creas tu propio mago (escogiendo sus hechizos y escuela de magia), normalmente le asignas un aprendiz y compras mercenarios y equipo. Es un juego de mecánica sencilla, y permite usar cualquier miniatura, aunque tiene su propia línea (si puedes usar esas de Warhammer, de antes de Age of Sigmar).
Probablemente Mordheim (un juego descatalogado de GW, 1999) es el juego de referencia más similar (personalmente me recuerda también un poco a Cadwallon, Ciudad de Ladrones).
El sistema de juego tiene una cierta similitud con D&D o Pathfinder, se tira un dado de 20 caras, se suma una característica (por ejemplo, voluntad para lanzar hechizos) y se compara con una dificultad (o con la tirada de un adversario); si se sobrepasa ese número se tiene éxito.
Uno de los aspectos más interesantes es posibilidad de jugar en modo campaña, mejorando al mago tras cada partida (si sobrevive, claro -incluso si cae en combate es posible que se recupere-), aprendiendo hechizos, comprando nuevos mercenarios (o sustituyendo a los caídos), adquiriendo equipo …
El juego tiene varias ampliaciones que aportan más hechizos, monstruos (hay reglas opcionales para que los monstruos aparezcan provocando el caos en el tablero) y diferentes escenarios y ubicaciones (subterráneos bajo el hielo, islas, …). Incluso tiene una revista digital, Spellcaster. De hecho recientemente se ha publicado en inglés un nuevo juego del mismo autor, que debe mucho a Frostgrave e incorpora algunas mecánicas más habituales de en los juegos de rol; Rangers of the Deep Shadow (¿alguien dijo Mordor?) se trata de un juego en solitario o cooperativo, que también incorpora el modo campaña y en el que un grupo de héroes se enfrentan a la desesperada tarea de derrotar (o al menos frenar) a las fuerzas del Mal.
Así que, si un día tenéis una o dos horas, unas pocas minis (si estan pintadas, ¡mejor!, con algo de escenografía (esto es importante, aunque sea improvisada, como latas o vasos), un dado de veinte caras y podéis sumergiros en Frostgrave, arrancancando del hielo (o de las garras de tus adversarios) los tesoros mágicos que los antiguos magos dejaron antes de que sus experimentos convirtiesen la ciudad en una tumba helada.
joe como mola
Muy buena reseña. Esto hay que catarlooo